Taiwán se estremece con uno de los terremotos más devastadores de su historia reciente, dejando a su paso un saldo trágico: nueve personas muertas y más de 800 heridas. El sismo de magnitud 7,2golpeó la costa este de la isla, desatando el caos y la desesperación en la región. Desde el fatídico terremoto de 1999, no se había registrado una catástrofe de esta envergadura.
El epicentro del terremoto se localizó en el mar, a 25 kilómetros al sureste del condado oriental de Hualien, el área más afectada por el desastre. Este evento telúrico ha dejado más de un centenar de réplicas, sumando una dimensión adicional de terror y destrucción a la situación ya crítica. Una imagen desoladora emerge con más de 28 edificios derrumbados y una cantidad significativa de personas atrapadas o varadas, entre ellas, cerca de mil individuos en el Parque Nacional Taroko, en Hualien.
Las consecuencias del terremoto no se limitan a la pérdida de vidas humanas y al número alarmante de heridos. La infraestructura también ha sufrido un golpe devastador, con tramos de carreteras colapsados y la autopista Suhuabloqueada, complicando aún más los esfuerzos de rescate y socorro. La cancelación de servicios de tren hacia Hualien agrava la situación, dejando a las autoridades en una carrera contra el tiempo para liberar a las personas atrapadas en las montañas y túneles.
Las áreas más afectadas incluyen Hualien, Nuevo Taipéi, Yilan, Keelung, Taipéi, Taoyuan y Taichung. Los daños materiales son considerables, con edificaciones y estructuras dañadas, y al menos dos bloques de viviendas parcialmente colapsados. Incluso empresas de renombre como la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) se han visto obligadas a evacuar a parte de su personal debido a los daños.
La respuesta ante la emergencia ha sido activada, con la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, instando a la calma y a la toma de precauciones ante posibles réplicas. El gobierno ha desplegado esfuerzos para brindar asistencia y coordinar las operaciones de emergencia en colaboración con los gobiernos locales. Sin embargo, las advertencias de posibles nuevas réplicas y la amenaza de un tsunami han mantenido a la población en alerta máxima.
El Parque Nacional Taroko, uno de los lugares más afectados, enfrenta el desafío de evacuar a casi mil personas atrapadas en las montañas. Las autoridades han establecido un centro de emergencia y están llevando a cabo operaciones de rescate intensivas. Mientras tanto, se exhorta a los visitantes a evitar las áreas dañadas por el terremoto y se espera que el parque permanezca cerrado hasta el 7 de abril.
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