Más de 5 millones de personas enfrentan la crisis de sequía "extrema" en la ciudad industrial del norte de México.

Monterrey vive una sequía como no se ha visto en las últimas décadas.

La segunda ciudad más grande de México, hogar de más de 5,3 millones de personas, ha sufrido una sequía hasta la fecha descrita como “grave” que alcanzó su punto máximo este mes.

Con temperaturas que superan los 40 grados centígrados, sus habitantes tienen que sobrevivir apenas seis horas diarias para bombear agua potable, una limitación sin precedentes que las autoridades han puesto a lo que queda de las represas.

Las reservas están prácticamente secas, como la presa de Cerro Prieto (2%) o La Boca (9%).

Por si fuera poco, en las tiendas hay días en que no se consigue agua embotellada para beber, incluso en los barrios más ricos de una urbe industrial que siempre se ha preciado de tener un nivel de desarrollo superior al resto de México.

“Ya estamos en una crisis climática extrema”, dice resignado el gobernador Samuel García, quien incluso ha ordenado el bombardeo de nubes con yoduro de plata para generar lluvias.

Para el investigador José Antonio Ordoñez Díaz, “Monterrey llegó a su día cero”, ese punto que se avizoraba desde hace años en el que la población viviría la escasez de agua por la sobreexplotación de los recursos y la falta de gestión del líquido.

En conversación con BBC Mundo, el académico del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México explica cómo se llegó a este punto y qué posibilidades tiene la capital de Nuevo León de sortear la crisis.

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